La Fundación Eduardo Barreiros y Fundación MAPFRE celebraron su VI Conferencia Internacional La Ciudad Sostenible, los días 5, 6 y 7 de octubre de 2010 en el Auditorio MAPFRE de Madrid. Contaron con el apoyo de la Consejería de Educación de la Comunidad de Madrid, Telefónica, FCC Servicios Ciudadanos y E.ON España.
El eje central de este encuentro fue la tecnología, la estrategia política y económica a nivel internacional, y la planificación urbana dentro del contexto de una sociedad más sostenible. A debate estuvieron las fuentes alternativas de energía y transporte urbano, el papel de las empresas en el desarrollo tecnológico aplicado a la automoción, y las nuevas propuestas de arquitectos y planificadores urbanos de prestigio internacional en la construcción de la ciudad sostenible.
La Sesión Inaugural estuvo presidida por Mariluz Barreiros, presidenta la Fundación Eduardo Barreiros, y José Manuel Martínez, presidente de Mapfre y Fundación Mapfre. La conferencia inaugural fue impartida por Mijail Gorbachov, ex presidente de la Unión Soviética y fundador de Green Cross International. Fue presentado por Javier Solana, ex secretario general de la OTAN y Alto Representante de la Unión Europea.
José Manuel Martínez abrió el acto con unas palabras de bienvenida y resaltó que la conferencia sería una reflexión sobre modelos de sostenibilidad y una llamada a la acción. “El futuro hay que ganarlo con rigor, esfuerzo, trabajo y honestidad. Esa es nuestra tarea,” concluyó.
Mariluz Barreiros dio las gracias por su apoyo a los patrocinadores que han hecho posible este encuentro, destacó la relevancia internacional de los participantes y recordó a su padre, Eduardo Barreiros, como un emprendedor pionero en la búsqueda de tecnologías más eficientes en la industria automotriz.
Javier Solana agradeció la invitación de los organizadores para presentar a su “buen amigo,” al que conoció en un viaje con el Rey Don Juan Carlos a Moscú en los años ochenta, y recordó la visita de Mijail Gorbachov a Madrid en 1991 cuando Solana era Ministro de Cultura y tuvo el privilegio de imponerle el birrete de doctor honoris causa de las universidades madrileñas.
Solana evocó el discurso de aceptación de Gorbachov en el que subrayó los problemas a los que se enfrentaba y que parecían imposibles de solucionar. Era en la primavera de un año en el que, tras el verano, acontecimientos protagonizados por Mijail Gorbachov sacudirían el mundo: la disolución de la Unión Soviética. Calificó a Gorbachov como “un héroe del siglo XX, que no conquistan, no defienden su posición, sino que renuncian a ella,” una figura imprescindible en los acontecimientos que llevaron al fin de la Guerra Fría, la reunificación de Alemania y el Tratado firmado en noviembre de 1987 con el Presidente Ronald Reagan que eliminó los misiles nucleares de corte alcance, que eran los que apuntaban a Europa.
Solana recordó que Gorbachov puso sobre la mesa el tema de la sostenibilidad en 1989 en el Global Forum for Survival of Humanity y de nuevo en la Cumbre de la Tierra (Río de Janeiro, 1992). En 1993 anunció en Kyoto la fundación de Green Cross International, una organización cuya misión es ayudar a buscar un futuro sostenible a través del diálogo entre las culturas. “Agua para la paz “fue el programa que este visionario puso en marcha con dicha organización. “Hay que resaltar la relevancia que tiene para esta Conferencia Internacional el hecho que Gorbachov sea quien la inaugure”, concluyó Solana, dando paso al conferenciante.
Mijail Gorbachov recorrió brevemente en su discurso sus cincuenta años dedicados a la política y su legado. Subrayó la enorme deuda que la Humanidad tiene para con la Naturaleza y la responsabilidad de políticos, empresarios, científicos y ciudadanos para buscar soluciones a una crisis ecológica global. La estrecha interdependencia de todos los estados obliga a que los intereses de la Humanidad pasen a tener prioridad sobre los intereses de las naciones.
Comparó los retos que plantea hoy día la crisis ecológica con aquéllos a los él que tuvo que enfrentarse y que parecían insalvables. Gracias a una nueva generación con una nueva forma de pensar y actuar en la Unión Soviética, Gorbachov transformó su país regido por los conceptos de glásnot (liberalización y transparencia) y perestroika (reconstrucción).
Esa mentalidad cuya motivación era responder a la necesidad de cambios que exigía el país desde todos los rincones fue la que guió sus decisivas iniciativas en busca de una seguridad internacional que eliminara la amenaza de una guerra nuclear. A partir de su primer encuentro en 1985 con el presidente de Estados Unidos, Ronald Reagan, las conversaciones entre ambos líderes concluyeron con importantes acuerdos que pusieron fin a la Guerra Fría e impulsaron la no-proliferación de armas nucleares. Fue la voluntad, clarividencia y el deseo de llegar a un acuerdo lo que llevó a “un dinosaurio,” como Gorbachov describió al presidente norteamericano tras su primer encuentro, y un “bolchevique cabeza cuadrada, “según Reagan.
Refiriéndose a la reunificación de Alemania, un tema especialmente espinoso en las negociaciones entre las naciones europeas que habían sufrido las guerras de la Alemania nazi, Gorbachov atribuyó el protagonismo al pueblo alemán y ruso que demostraron confianza y valentía, obligando a sus gobiernos a actuar consecuentemente.
Lamentó que aquel nuevo orden mundial no haya sido aprovechado por los líderes que no han resuelto los retos principales que siguen presentes a nivel internacional: seguridad, armas de destrucción masiva, terrorismo, pobreza y crisis ecológica. Recordó su reciente discurso ante 15,000 espectadores en Estados Unidos y la insistente pregunta en el auditorio: ¿Qué debemos hacer? “Estados Unidos necesita su propia perestroika” fue su respuesta.
La Humanidad se encuentra una vez más en la encrucijada con la ecología como problema central, puesto que está directamente conectada con la seguridad nacional e internacional. El crecimiento de la población provoca enormes movimientos migratorios con repercusiones a nivel global. La creciente escasez de agua y su contaminación causa estragos en los países más pobres. Son necesarios nuevos organismos internacionales que, junto con la ONU, alienten e implanten nuevas ideas. “La gobernabilidad del mundo está en juego. No debemos dominar, debemos cooperar”, concluyó el ex Presidente.
El día 6 de octubre se celebraron dos mesas redondas. La primera, Nuevos Horizontes en la Industria Automovilística, fue moderada por Timoteo de la Fuente, subsecretario general de Políticas Sectoriales e Industriales del Ministerio de Industria. Timoteo de la Fuente subrayó la apuesta del gobierno español por el vehículo eléctrico, el compromiso medioambiental de reducción de CO², y la búsqueda de nuevas fuentes renovables de energía.
Dio paso al primer ponente, Miguel Antoñanzas, presidente de E.ON en España e Italia, quien, tras recordar que la idea del vehículo eléctrico tiene más de 100 años, enfatizó el hecho de que hoy es una realidad con cuyo éxito está firmemente comprometida la compañía que él representa. E.ON es uno de los mayores grupos energéticos del mundo, opera en marcados liberalizados de generación y comercialización, y en el mercado regulador de energía eléctrica y gas. Antoñanzas anunció que E.ON ya tiene en marcha varios proyectos en Alemania, con BMW, Volkswagen y Audi, y con universidades de Suecia y Gran Bretaña. También están apoyando decididamente las bicicletas y motos eléctricas.
Cuatro son los motivos por lo que cree en el éxito del coche eléctrico:
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por razones medioambientales
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porque las políticas de sostenibilidad penalizan el uso del motor de combustión
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por el desarrollo de las propias prestaciones del coche eléctrico
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porque permite consumir y almacenar el sobrante de las energías renovables, como la eléctrica.
Más del 80% de los trayectos en Europa son inferiores a 70 kms. Dado el hecho de que la autonomía que goza el coche eléctrico actualmente es de 120kms., un 95% de todos los viajes podrían estar cubiertos por el coche eléctrico. Con un coste de 2 € por recarga cada 150kms., el potencial ya está aquí. Los nichos de mercado que Antoñanzas ve de inmediato para este vehículo son como segundo vehículo, commuting (desplazamiento diario de lugar de residencia al trabajo) y flotas.
El sistema eléctrico europeo está basado en grandes centrales, con un uso de la electricidad muy establecido y clientes que consumen pero que nunca vierten energía a la red. El coche eléctrico puede ser una fuente de almacenamiento de la energía sobrante.
La elección del mecanismo de recarga es otro elemento clave. “Por el momento”, señaló Antoñanzas, “será de tipo doméstico para las distancias urbanas”. El proyecto piloto que están llevando a cabo en Munich desde 2009 incluye puntos de recarga en el domicilio y lugar de trabajo de los usuarios y en otros puntos que son gratuitos, en el entorno del hogar o del trabajo. Un descubrimiento sorpresa ha sido que estos puntos gratuitos no se utilizan. Los usuarios se enchufan a los puntos en su casa o en su trabajo, en cuanto llegan, sin esperar a la hora en que las tarifas son más bajas. Ha habido otras sorpresas: los usuarios no hacen recargas al aire libre en días de lluvia. El estudio del comportamiento del usuario es, por tanto, fundamental, y están desarrollando sistemas de recarga por vía inductiva, como unas alfombras donde se deja el coche aparcado para su recarga.
En Santander, E.ON ya ha puesto en funcionamiento un programa piloto con 4 puntos de recarga. El objetivo es llegar a 20 millones de coches eléctricos para el año 2020 y 200 millones para el 2030. “Y todo ello sin necesidad de construir nuevas centrales eléctricas porque estos coches consumen muy poco”, concluyó Antoñanzas.
Luca Ciferri, corresponsal para Europa de Automotive News, comenzó su intervención citando un artículo del Financial Times según el cual en 1904 un tercio de los vehículos de trasporte en las tres ciudades principales del mundo eran eléctricos. En los años 90, General Electric empezó a experimentar con vehículos eléctricos para uso privado. Pero ahora parece que la revolución va en serio, ya que todos los grandes fabricantes están en ello, aunque en general admiten que el motor de combustión interna seguirá siendo el más usado hasta el 2020.
¿Hasta qué punto es ecológico el coche “verde”? Depende de cómo se produzca la energía eléctrica. Si es nuclear, las emisiones serían 2 gr. de CO² por Km., pero si procede de una central térmica alimentada por leña, saltamos a entre 12 y 60 gr. Si la electricidad procede de centrales de carbón modernas, que están principalmente en Alemania, estaría entre 23 y 138 gr, lo cual ya es bastante alto. Y no olvidemos que en China la mayor parte de las centrales queman carbón. Los coches actuales generan en torno a 100 gr. de CO² por Km.
La conclusión de Ciferri es que el coche eléctrico no es la solución para la movilidad urbana por lo menos en los próximos 25 años porque son demasiado caros y el tema de las baterías está sin resolver. Según datos del Financial Times, en Estados Unidos y Gran Bretaña, aunque la mayoría de los consumidores estarían dispuestos a comprar un coche eléctrico, no están dispuestos a pagar más que lo que cuesta uno de gasolina y actualmente el eléctrico cuesta el doble. Lo que interesa al consumidor no es el medio ambiente, sino reducir el coste del combustible de su vehículo. Para Ciferri la clave es el transporte público limpio que es mucho más eficaz y ayuda a descongestionar el tráfico en nuestras ciudades.
Eduardo González, director general de Energía y Sostenibilidad de FCC, subrayó el hecho de que en España, las ciudades de más de 50.000 habitantes ocupan el 10% del territorio y albergan al 70% de la población. La enorme huella que dejan en el medio ambiente hace imperativa la búsqueda de ciudades más sostenibles, y así lo ha planteado recientemente la UE en un congreso en Toledo, en el cual se mencionó la cifra de 16.000 muertos por contaminación al año sólo en España.
Teniendo en cuenta que el 70% de los desplazamientos urbanos son de menos de 3Kms., el vehículo eléctrico se presenta como una alternativa atractiva y posible. FCC ya utiliza en su flota de recogida de basura vehículos híbridos y eléctricos. La tremenda dependencia de España de los combustibles fósiles va a forzar la utilización de energías renovables. En el año 2009, el 43% de la producción del sistema eléctrico se hizo sin emisiones de CO², mediante la utilización de las fuentes hidráulicas, nuclear y eólica. Con la energía sobrante se podrían cargar actualmente unos 6,5 millones de vehículos. Desde el Ministerio de Industria se han elaborado planes para el fomento de la demanda, I+D y desarrollo de infraestructuras, con una inversión de 600 millones de euros para el coche eléctrico para el 2010-2012.
Como advirtió el Financial Times, señaló González, corremos el peligro de que se produzca una burbuja del coche eléctrico. Hay una enorme presencia y presión sobre este tema en los medios de comunicación a las que hay que dar resultados. La clave está en la tecnología: batería, sistemas de recarga, redes inteligentes, todo ello ligado al desarrollo de las infraestructuras. Las baterías siguen siendo costosas (en torno a los 8.000 €), aunque la mayor producción abaratare el precio. El litio que se usa actualmente es un material relativamente abundante y es reciclable. Modelos de recarga como Better Place ofrecen una mayor seguridad y flexibilidad y en el desarrollo de redes inteligentes de recarga están trabajando prácticamente todas las empresas eléctricas.
“Lo que el usuario demanda es un coste razonable, seguridad y flexibilidad en los puntos de recarga y servicios técnicos y confort. Serán las empresas, con el apoyo de los gobiernos, quienes superen estos retos energéticos para lograr ciudades más sostenibles”, concluyó Eduardo González
Jean-Pierre Laurent, presidente de Renault España, inició su ponencia con el comentario sobre la presencia constante de la crisis económica y los desastres climáticos en los medios de comunicación. En Renault ven esta crisis como una oportunidad y al hombre como centro del motor de cambio. Un spot presentó el coche como elemento revolucionario en el desarrollo de la sociedad. “Renault: Drive the Change”, conduce el cambio, es el lema de la compañía hoy.
Renault ha establecido el cambio en sus propias empresas, con medidas concretas que incentivan unas mejores condiciones de trabajo y mayor productividad, potenciando el diálogo social en la propia empresa. Así, hay el compromiso de mantener sus fábricas en España y un plan de empleo fijo. Han instalado energía solar en sus plantas y reciclan el agua.
Renault es la primera empresa que va a fabricar coches 100% eléctricos: lanzará al mercado 4 modelos, uno de ellos, el más pequeño, fabricado en Valladolid, con 160 Km. de autonomía en el caso de los modelos grandes y de 100 para el pequeño. Están provistos de baterías de litio laminado que tienen 10 años de vida y sin efecto memoria en la recarga, que puede efectuarse en dos horas, en puntos domésticos, en trabajo y en algunas partes de la ciudad. Estos coches tendrán los mismos elementos de seguridad que los coches de combustión interna. El precio oscilará en torno a los 20.000 € para los de tamaño grande, sin contar con que haya subvenciones estatales para su compra.
Destacó que, además, quizá sea necesario incentivar un cierto sentimiento nacional en el consumidor, algo así como ha sucedido con la selección española de fútbol, La Roja. Habría que fomentar el made in Spain, ya que el consumo de productos nacionales genera empleo directo e indirecto, además de la calidad y competividad de los propios productos a nivel mundial. La visión de Renault, concluyó Laurent, es la de una “empresa innovadora y cercana, que pone la sostenibilidad al alcance de todos.”
El moderador, Timoteo de la Fuente, resumió con palabras de optimismo los resultados de esta mesa redonda.
La segunda mesa redonda de la jornada Respuesta a los Retos de una Construcción Eficiente, estuvo moderada por Luis Fernández-Galiano, arquitecto y director de Arquitectura Viva. En sus palabras introductorias, enfatizó que el problema de las ciudades sostenibles al final es el problema del planeta, que se ha convertido en objeto de comercio, pero que realmente es la casa común de todos y actualmente se encuentra en un momento dramático de su historia. El ocaso de los combustibles fósiles es también el ocaso de las ciudades tal como las conocemos.
El modelo americano de ciudad dispersa ha llegado a colonizar el mundo. Está basada en un consumo de combustibles fósiles que ya no es tolerable. Ya en los años setenta, recordó Fernández-Galiano que su promoción de Arquitectura vivió las crisis del petróleo y a pesar de que fue una seria advertencia sobre la dependencia de esa fuente de energía, los arquitectos idealizaron la casa unifamiliar, un sueño que luego se convertiría en pesadilla. Le Corbusier lo dijo claramente: “Un sueño multiplicado por dos millones es una pesadilla”.
Nuestro viejo símbolo, la torre de Babel, se ha convertido en una Babel horizontal. Hoy nuestro enemigo es la casa que, a través de su multiplicación, se ha convertido en algo rechazable con el coche como protagonista.
Y sin embargo, la Modernidad quería eso al final de la II Guerra Mundial, y nos enamoramos de esas casas, tanto en Estados Unidos como en Europa, sin darnos cuenta de que esa ciudad de casitas pronto destruiría la ciudad que implica sobre todo la relación entre unos y otros.
En la película American Beauty, la rosa que da título al film es una metáfora del suburb americano: una rosa sin olor y sin espinas. “La urbanización se ha convertido en una metástasis que lo invade todo. La ciudad se ha convertido en una caricatura: un downtown de rascacielos y una extensión inmensa de urbanizaciones”, concluyó el moderador para dar paso al primer ponente.
Gerard Evenden, arquitecto de la firma Foster + Partners, está envuelto en uno de los proyectos más singulares del momento: la construcción de una nueva ciudad, Masdar, en pleno desierto de Abu Dhabi, que será supuestamente la primera ciudad completamente ecológica. Según Evenden, Masdar es para Foster + Partners un desafío.
Ya desde los años sesenta, Norman Foster ha estado construyendo cientos de proyectos en los que la energía era un punto esencial a considerar. En el caso de Masdar, se trata de crear una ciudad total, de siete millones de m² en la que residirán 90.000 personas (50.000 habitantes y 40.000 personas que trabajarán en ella). Emisiones de CO²: cero.
Masdar está concebida como un proyecto piloto que cuenta con un presupuesto de 14.000 millones de dólares del gobierno del emirato árabe. El propósito es reducir en un 70% el consumo de energía en los edificios. Y para ello se han fijado en otras ciudades del entorno a la hora de estudiar los puntos clave de la construcción, como la orientación, el control de la temperatura y la eficacia energética de los materiales.
Ya están construidos varios edificios: la universidad, la residencia de estudiantes, la biblioteca y el centro de enseñanza. Cada edificio está construido según su finalidad. Funcionan al 100% con energías renovables, un 90% energía solar y el resto producida por los residuos. El problema fundamental es el agua, que hay que obtener de la desalinización del agua marina.
La universidad es un centro para graduados especializados en ciencias medioambientales y ha sido construida con un material nuevo muy ligero, aislante como una burbuja de aire que reduce la temperatura. La residencia de estudiantes está hecha de un hormigón de arena con una capa aislante de doble cristal y tiene ventanas de celosía. El centro de enseñanza está orientado de tal modo que el sol nunca de en la fachada y la luz natural entra a través de unos espacios móviles en el techo.
Masdar intenta recuperar la “ciudad humanizada” con la alta tecnología. Está diseñada en forma vertical, con las infraestructuras y el transporte público eléctrico en el subsuelo y la superficie para los peatones, las bicicletas o vehículos públicos movidos por sensores.
“Este proyecto piloto va a aportar conocimientos decisivos para la construcción de ciudades sostenibles de alta tecnología. Como dice Norman Foster, lo que no se entiende es por qué sólo hay una Masdar en el mundo y no veinte”, concluyó Evenden.
Léon Krier está reconocido como uno de los arquitectos más prestigiosos del mundo. Recibió el Premio Richard Driehaus de arquitectura clásica en 2003. Es uno de los representantes más influyentes del New Urbanism (Neourbanismo) un importante movimiento en Estados Unidos. Es asesor del Príncipe de Gales, para el que está construyendo Poudbury, en el condado de Dorset, Gran Bretaña.
Situada cerca de Dorchester y construida en tierras del Ducado de Cornualles perteneciente al Príncipe Carlos, Krier señaló que Poudbury no se trata de un proyecto filantrópico, sino que el Príncipe ha ganado mucho dinero con esa ciudad. El plan se diseñó a fines de los ochenta y la construcción se inició en 1993. Se prevé que esté terminada en 25 años, con 2.500 casas y unos 6.000 habitantes. Poundbury es un experimento urbano en el que la escala humana es el eje, ajustada a las necesidades del cuerpo humano como se hacía en las ciudades tradicionales.
Para Krier, un tema clave en urbanismo es cómo enfrentarse a un futuro sin combustibles fósiles cuando las políticas de crecimiento económico en los países industrializados están basadas en la presunción de que seguiremos contando con combustibles fósiles por mucho tiempo. ¿Qué podemos hacer? La respuesta de Krier es sencilla: aunque tuviéramos recursos infinitos de combustibles fósiles, deberíamos utilizar esa energía de una forma muy distinta a como la hemos estado utilizando, y no deberíamos construir más rascacielos ni urbanizaciones dispersas.
La calidad de las ciudades tradicionales radicaba en la sociabilidad, pero las nuevas construcciones enormes no contribuyen a esa calidad de vida, son formas mórbidas de desarrollo. Corremos el riesgo de que “sostenibilidad” sea un término tan usado que se quede vacío de significado, un slogan que nos quieren vender. Las ciudades tradicionales ya han demostrado que eran sostenibles, puesto que siguen aquí.
Poundbury intenta recuperar esa calidad de vida. Se está construyendo en varias etapas, se experimenta cómo funciona, se sigue adelante. Son 5 barrios que acabarán uniéndose hasta conformar una ciudad, conectados por una calle mayor peatonal. El tráfico de vehículos está ralentizado a propósito y no hay señales de límite de velocidad, ni accidentes de tráfico.
Es una arquitectura pintoresca, pero con fábricas, comercios, escuelas, clínicas y todo lo necesario para el funcionamiento de una ciudad moderna. La altura de los edificios está limitada a tres pisos y los únicos edificios altos, en las afueras, tienen carácter simbólico, no funcional. Comparte la filosofía del Príncipe Carlos: “Hay que mantener la escala de operaciones que hoy en día no tiene ninguna defensa ni en la política ni en la cultura. Una escala ajustada a la persona, a las necesidades de nuestro cuerpo y esto es lo que hacían las ciudades tradicionales”.
Jaime Lerner, arquitecto y urbanista, fue tres veces alcalde de Curitiba, Brasil, donde llevó a cabo una revolución urbana en las décadas de los 70, 80 y 90 que ha hecho de esta ciudad de dos millones de habitantes una de las más reconocidas en el mundo por su sistema de transporte público y sus programas ecológicos y sociales.
Lerner abrió su ponencia con la pregunta ¿qué es una ciudad sostenible? Es difícil para la gente entender qué es y cómo se hace. En su definición hay factores muy importantes, como los nuevos materiales de construcción, los edificios “verdes”, nuevas fuentes de energía, reciclaje, etc., pero todo esto no es suficiente, subrayó Lerner. El problema de base es que el 75% de las emisiones de CO² se originan en las ciudades. ¿Cómo reducir las emisiones? Primero es necesaria la voluntad política y una ecuación de co-responsabilidad.
Hace 20 años escribió un libro para explicar a sus conciudadanos su idea de ciudad sostenible. El mejor ejemplo que encontró como símbolo fue la tortuga porque lleva bajo su concha vida, trabajo y movimiento. Además, la concha tiene un diseño urbano. Si cortamos la tortuga en dos para separar trabajo y vida, moriría y esto es lo estamos haciendo con nuestras ciudades.
Uno de los personajes del libro es Otto, el coche, un invitado a la fiesta que no quiere marcharse nunca, bebe y tose mucho, es egoísta y muy exigente, demandando más autopistas, viaductos, obras. “El automóvil es como nuestra suegra mecánica. Tenemos que tener buenas relaciones con nuestra suegra, pero no podemos dejar que ella comande nuestra vida” dijo Lerner con ironía.
Cada ciudad tiene un diseño, bien sea radial, lineal, etc. Ese diseño es una extraña arqueología donde uno capta los caminos en los que conviven el trabajo, la vida y el movimiento. Cuando la ciudad se divide en barrios por clase social, zonas residenciales y de trabajo, la ciudad se deshumaniza. Hay que conservar tres elementos fundamentales: movilidad, sostenibilidad y socio-diversidad, lo que implica tolerancia, co-existencia.
Curitiba tenía un diseño, pero no tenía recursos. En los años setenta era una ciudad de un millón de habitantes que necesitaba un metro, pero no tenía dinero para construirlo. Así que el alcalde Lerner propuso un bus-metro sobre la superficie. Tiene su propio carril, su embarque es rápido pues se paga antes de subir, y su frecuencia es menor de 1 minuto. Cuando se inauguró en 1974, transportaba 25,000 pasajeros al día. Hoy lleva 2.300.000, diez veces más que el metro y la red de trenes de cercanías de Río de Janeiro, costó 100 veces menos y se hizo en tres años. Lerner está diseñando ahora el mismo tipo de sistema para las Olimpiadas de 2016 en Río.
Solucionó así el problema de la densidad de tráfico. “El secreto de la movilidad está en no competir jamás en el mismo espacio”, explica el arquitecto que ahora también está diseñando el coche más pequeño del mundo.
Su concepto de “acupuntura urbana” es muy importante porque el proceso de planificación lleva su tiempo, pero a veces un pinchazo, un proyecto enfocado puede crear una nueva energía en la ciudad, como la pirámide de I.M.Pei en el museo del Louvre, el parque más pequeño y bello de Nueva York, Paley Park, el parque de la Bossa Nova en Río, un antiguo aeropuerto en República Dominicana transformado en espacio para los jóvenes con la dignidad de un teatro, o las calles portátiles que dan vida durante un fin de semana a lugares que están decayendo.
En realidad, dice Lerner, hay que actuar en todo. Hace 20 años, cuando era alcalde, lanzó una campaña para enseñar a los niños a separar y reciclar la basura y hoy un 70% de los habitantes de Curitiba lo practica, la tasa más alta en el mundo. Pero no toda la basura es basura, y así se construyó el Teatro de la Ópera de Alambre en una antigua cantera en dos meses. La rapidez en la conclusión de un proyecto es muy importante para ganarse la colaboración de los habitantes.
Hay que entender que la sostenibilidad es una ecuación entre lo que se ahorra y lo que se desperdicia. Así como no tiramos un retrato de familia aunque no nos gusté la nariz de un tío, nuestra referencia debe ser un homenaje a la diversidad étnica de la ciudad, puesto que Curitiba es una ciudad con gentes procedentes de todo el mundo.
Ha hecho suyo el lema que aprendió de un profesor en China: “BMW para todos: Bus, Metro, Walking”.
Hay una pregunta que siempre hace cuando le presentan al alcalde de una ciudad, después de haber escuchado la retahíla de problemas: ¿cuál es su sueño? Éste es el punto de arranque para el cambio de una ciudad. “Si se quiere creatividad hay que quitar un cero del presupuesto; si se quiere sostenibilidad hay que añadir dos ceros y si se quiere solidaridad hay que mantener la identidad y respetar la diversidad“, concluyó Lerner.
La Clausura de esta VI Conferencia Internacional tuvo lugar el jueves 7 de octubre. Manuel Marín, presidente de la Fundación IBERDROLA, abrió la sesión de clausura destacando la amplia carrera política de Gro Harlem Brundtland y su conexión con temas relacionados con la sostenibilidad. Brundtland fue la primera mujer que ocupó el cargo de Primera Ministra en Noruega, cargo para el que fue reelegida en dos ocasiones más. En 1983, fue nombrada presidenta de The World Commission on Environment and Development (WCEDI) de la ONU. La Comisión tenía como propósito debatir el concepto político de desarrollo sostenible y publicó su informe, Our Common Future, en 1987.
Como subrayó Marín, por aquellos años nadie hablaba del calentamiento global. Los temas candentes era la disminución de la capa de ozono y la lluvia ácida. En 1982 la ONU crea el acuerdo marco en la Cumbre de la Tierra en Río de Janeiro, y el Protocolo de Kyoto se firma en 1997. Hoy, el calentamiento global es el tema de actualidad y en gran parte ello se debe a Gro Harlem Brundtland, que fue nombrada Presidenta de la Comisión Mundial de la ONU para el Medio Ambiente en 2007.
Brundtland comenzó su ponencia mencionado la rápida reducción del casquete polar ártico y el ascenso del nivel del mar como dos hechos manifiestos que no dejan lugar a dudas sobre la realidad del calentamiento global. La necesidad de negociaciones entre las naciones del globo se hace imperante: hay que buscar soluciones ya. La reunión que se celebrará en Cancún, México, en diciembre, será la próxima oportunidad. Si no cortamos las emisiones a nivel global en más de la mitad para el año 2050 vamos a enfrentarnos a una crisis climática sin precedentes en la historia de la Humanidad, subrayó Brundtland.
Estamos agotando los recursos naturales a un ritmo insostenible y es inmoral cuestionar la gravedad de la situación. Se estima que para el año 2050 la población mundial habrá crecido un 50% y los países en vías de desarrollo van a seguir su crecimiento. Reducir las emisiones no va a resultar fácil. La reducción de la pobreza debe ir en paralelo con la reducción de las emisiones. La pobreza y el cambio climático son los dos retos más importantes de nuestro siglo.
Tenemos que identificar las responsabilidades comunes a todo el globo y las responsabilidades particulares de cada país. Su informe de 1987, Our Common Future, ya había advertido sobre las consecuencia de los gases con efecto invernadero. Hoy los cuatro retos principales con los que se enfrenta el mundo son: el desarrollo de Asia, cuáles son las acciones mitigadoras que están dispuestos a implementar los países en vías de desarrollo, una financiación estable para que dichos países puedan costear estas acciones mitigadoras, y el fomento y diseminación de la tecnología.
Pero los acuerdos por sí solos, subrayó Brundtland, no va a resolver un problema que va a seguir con nosotros durante muchísimas décadas. La única forma de triunfar es a través de una acción decidida y concentrada que incluya a los gobiernos, el sector privado, la comunidad científica y la sociedad. Hay que fijarse unos objetivos de desarrollo económico sostenible que conlleven además una serie de oportunidades para el sector privado.
Dos tercios de las emisiones de CO² están relacionadas con la producción o el consumo de energías. Una forma muy eficaz de disminuir estas emisiones consiste en ir mejorando la eficiencia energética. Parece simple, pero no lo es, puesto que tiene muchas implicaciones, y aunque temas como el ahorro energético están planteados a nivel público, no están siendo puestos en práctica ni diseminados suficientemente como para que tengan un impacto significativo.
Las energías renovables podrían reducir actualmente las emisiones en un 20%. Innovaciones tecnológicas como las que fomenta el gobierno noruego para la captura y almacenamiento de CO² son algo puntero y con futuro. Pero el carbón va a seguir con nosotros como fuente de energía durante mucho tiempo. En China, por ejemplo, se abre una nueva central térmica de carbón cada dos semanas, y en Europa siguen funcionando esas centrales, algunas muy anticuadas y contaminantes. Esas centrales de carbón emiten tres veces más CO² que las centrales de gas natural. Mientras no haya un precio que se obligue a pagar por esta contaminación, la gente seguirá utilizando carbón barato para las centrales térmicas y eso significaría nuestro fin.
Brundtland pone sus esperanzas en una revolución tecnológica que una vez más lleve a la Humanidad hacia nuevos niveles de civilización. Pero sin la concientización y participación de los ciudadanos no hay gobierno que resuelva este enorme problema.
“Vamos a encontrar soluciones,” concluyó Brundtland con convicción y firmeza.