La presidenta de la Fundación Barreiros, Mariluz Barreiros, ha sido la encargada de ofrecer el pregón oficial de la 26ª Feria del Marisco, organizada por la Xuntanza de Galegos de Alcobendas. Un evento celebrado el 14 de abril y presentado por el periodista Pepe Machado, en el que también han participado el presidente de la Xuntanza de Galegos de Alcobendas, Fernando Gómez; y el Alcalde de Alcobendas, Aitor Retolaza. Por supuesto, ha sido amenizado por el Grupo Folclórico de Xuntanza.

Al fondo el Grupo Folclórico de Xuntanza.
En su pregón, Mariluz Barreiros ha relatado a los presentes una parte de la historia de Barreiros vinculada al marisco gallego: «El marisco era un alimento abundante, barato y cuyo consumo se reducía a las poblaciones costeras a principios del siglo XX en Galicia. Un punto de inflexión en la historia del marisco gallego está, sin duda, en los años 60. Acababa de nacer un nuevo perfil de consumidor urbano con posibilidades económicas, así que ya solo faltaba un detalle: llevarle el producto desde la costa hasta el interior en condiciones y sin que el coste del desplazamiento lo convirtiese en un producto de lujo. Y en ese reto tuvo un papel fundamental Eduardo Barreiros».

Y es que la presidenta de la Fundación Barreiros ha contado que «de la factoría Barreiros Diésel en Villaverde (Madrid) salió en 1961 el Súper Azor “Gran Ruta”, el camión más famoso de Barreiros, orgullo de los transportistas gallegos pescaderos, que permitía las 10 toneladas de carga. Podía incorporar, además, remolques frigoríficos, algo que revolucionó el transporte de pescado y marisco en España».
«Más rápido, potente y cómodo», ha continuado Mariluz Barreiros, «el camión Barreiros Súper Azor llegó a ser apodado “el pescadero”, ya que inundó la red viaria española, que había mejorado con el plan de asfaltados iniciado en los años 50. Todos ellos salían a diario cargados de pescado y marisco de las lonjas de Vigo y A Coruña para abastecer al mercado madrileño de Puerta de Toledo. El marisco y pescados -como el besugo, el rape o la lubina— llegaron poco a poco a aquellos lugares de España que antes solo podían acceder a especies de río u otras de mar, como bacalao o congrio, conservados a través de procesos de salado o secado para resistir travesías tan largas».